Nuevos aires se acercaban. Nuevos y frescos! Aunque
conseguir tales aires fue potencialmente peligroso para nuestra seguridad.
Por lo general aquí tienes dos formas de moverte por
carretera (sin contar el transporte propio) el bus y la van (una furgo). El bus
es más barato, y nosotros, como buenos novatos en el país, nos dejamos
aconsejar por una oficina oficial de turismo de Malaysia y optamos por la
segunda opción, un poco más cara pero ahorras tiempo. Aquí es donde os cuento
cómo se conduce en este país: “mariquita el último”. Cada uno va a lo suyo y
conduce en función de sus intereses, a esto hay que sumarle la importante
cantidad de motocicletas que forman parte del parque de movilidad y que
aparecen por cualquier recoveco. Pues es un caos en el que aún no he visto un
solo accidente, punto para ellos.
Las formas de viaje me recuerdan a España hace 25 años,
cuando en el R18 de mi padre nos metíamos 7 personas para ir a la playa y la
mayor preocupación era si iban a caber las maletas, no si el niño tenía un
asiento homologado para su edad, sexo, constitución y estado anímico con
cinturón de seguridad avalado por la
NASA.
Lo de 2 personas en una moto y un niño entremedias, sin
casco ninguno de ellos por supuesto, es otro clásico.
El caso es que, tras tanta divagación, lo que quería contar
es que fuimos hasta nuestro siguiente destino en una van cuyo conductor era familiar
cercano de Emerson Fittipaldi. Esto unido a una trillada suspensión del
vehículo y una dudosa uniformidad de la carretera, hizo que mi mente
reconstruyera los mejores momentos vividos en el pulpito loco de la feria y que mi desayuno estuviera a puntito de
haber sido una pérdida de dinero.
Peripecias a parte llegamos a Cameron Highlands, donde
cubrirse con un edredón para dormir fue todo un placer.
Esta zona es famosa por sus numerosas plantaciones de té,
fresas y granjas de abejas. La vegetación es diferente a lo que habíamos visto,
ya que en este caso los bosques pluviales es la dominancia.
Tanah Rata |
Plantación de té |
Una vez más el tiempo no fue nuestro mejor aliado y los
tracks que queríamos hacer se redujeron a uno. A cambio disfrutamos de la
gastronomía local, sus frutas y mi nuevo fan-desayuno: roti banana, una especie de crêpe hindú con plátano dentro, yummy!!
Y llegó la hora de dejar la península y explorar alguna
isla. Penang fue nuestra siguiente parada, y el viaje también tuvo su anécdota…
Esta vez decidimos movernos en un bus normal. Cuando estábamos esperando en la
estación sólo deseábamos que no fuera al que le estaban dando martillazos en
una puerta para que encajara… obviamente ese fue el nuestro.
La puerta no dio ningún problema, tampoco lo hizo el motor
(el cual prometía no aguantar mucho tiempo sin explotar por el esfuerzo), sino
que fue tras una curva cuando la puerta del maletero cedió y nuestros equipajes
pasaron a disfrutar de una vida exterior… Fue el autobús que venía tras
nosotros el que se percató de lo ocurrido, y fue el conductor del mismo autobús
el que nos ayudó a recoger nuestras desperdigadas mochilas. Nuestro conductor
ni se despeinó, no dijo ni un “lo siento”.
Penang no es una isla especialmente bonita, pero tiene
“rollo”. Además de ser el mejor lugar culinario de Malaysia, tiene un
importante punto cultural: declarada Patrimonio de la Humanidad, poseedora del
templo budista más grande del país, con un seductor Chinatown, una curiosa
Little India y el interesante primer asentamiento chino de casas flotantes, así
como una atrayente muestra de graffities callejeros regalados por un artista
ruso que interactúan con los edificios o con mobiliario urbano y que,
personalmente, me gustaron mucho. Creo que el lugar se merece un “must”.
Todo esto unido a un parque nacional con una preciosa playa
que, además, es lugar de desove de tortugas, hizo que le dedicáramos 5 días a esta
isla antes de dar el salto a la siguiente. Os dejo una pequeña muestra:
Little India |
Entrada a un templo budista |
Clan Jetties |
Kek Lok Si Temple |
Parque Nacional de Penang |
Atardece en Penang |
Un ferry nos llevó hasta Langkawi, la última isla del norte
de Malaysia que ofrece acceso directo a la costa tailandesa y que, entre otras
cosas, es zona duty free… esto se tradujo en que, inmediatamente después de
salir del ferry, lo primero que hicimos fue adquirir… guess!
Langkawi posee unos 320km2 y la fama de albergar
las mejores playas malayas. La parte en la que nos hospedamos era la preparada
para el turismo, así que nuestra actividad allí consistió en disfrutar de sus
precios y su costa así como descubrir el resto de encantos que escondía la
isla. Easy.
La noche llega a Langkawi |
Seven Wells Waterfall |
Tanjun Rhu beach |